TRES VOCACIONES
Llamado a la ordenación sacerdotal
La llamada a la ordenación sacerdotal nace sobre todo del fruto del contacto constante con el Dios vivo, de la oración insistente al «Dueño de la cosecha» en las comunidades parroquiales, en las familias y en los círculos vocacionales (Benedicto XVI JMOV 2011).
Se trata de una llamada íntima en lo más profundo del corazón que hay que clarificar y discernir con un acompañador (sacerdote, centro vocacional, etc.) y escuchar constantemente al Espíritu Santo que habla interiormente: «La voz del Señor que llama, no es de esperar que llegue de forma extraordinaria a los oídos del futuro sacerdote. Se trata más bien de descubrirla, de discernirla a través de los signos que cada día dan a conocer la voluntad de Dios a los cristianos que saben escuchar» (PO 11)
Esto implica una profunda relación de oración con Jesús: «Aquí estoy, envíame» (Is 6,8).
Los que responden a este llamado se convierten en «pastores a imagen de Jesús Buen Pastor, para ser como El y en Su persona en medio de Su rebaño, para apacentar Sus ovejas» (Papa Francisco a los seminaristas del Pontificio Colegio Leoniano de Anagni).
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«Es a través del ministerio de los sacerdotes como se consuma el sacrificio espiritual de los cristianos, en unión con el sacrificio de Cristo, único Mediador, ofrecido en nombre de toda la Iglesia en la Eucaristía por manos de los sacerdotes». (PO 2)
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